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Hola a todas! Espero que esta semana haya estado muy linda y llena de logros y éxito! =3

Tengo muchas cosas que contar pero no sé exactamente por dónde empezar. Como lo comenté en mi entrada pasada tengo otro empleo: trabajo de nutricionista en una guardería. Un día estaba haciendo mis cosas y llamaron a mi celular, me ofrecieron una entrevista y acepté y en la enttrevista me contrataron inmediatamente (les faltaba personal) y pues acepté. Como les había comentado con anterioridad necesitaba un trabajo desde el punto de vista que quería superarme a mí misma y lograr algo por mis propios méritos, por ese lado estoy muy contenta. Me he hecho ya buena relación con el personal de la cocina y trato de sonreírle a todas las profesoras cuando las veo (y qué decir de los bebés, son adorables). 

Ha sido una semana muy cansada porque debo levantarme temprano para llegar a la guardería (entro a las 8:00am pero tengo que llegar antes para planear cambios en el desayuno y calcular los biberones de los bebés) y no estaba acostumbrada a levantarme tan temprano (más porque siempre tardo horas maquillándome). Mis jefes me abandonaron a mi suerte el primer día y casi lloré cuando no llegó completo el pedido de la semana, salimos por puro milagro. Me he guiado viendo los expedientes de meses anteriores, la norma (un enorme libro que "explica" paso a paso qué hacer) y preguntando a las otras nutricionistas que entraron a trabajar a las otras guarderías (en realidad somos 3 nuevas), al personal de cocina y todo aquel que veo en mi camino... aún no conozco toda la guardería y cuando me dicen que suba a comer prefiero quedarme en mi pequeña oficina (que está dentro de la cocina). 

No sé qué sucede cuando trabajo, pero es algo mágico: es un momento en que la comida y yo rompemos relación y deja de importarme. No es algo nuevo, me ha pasado antes. Hagan de cuenta que cuando elaboro un plan alimentario entro en modo competitivo y pienso en lo que podría hacer para que la persona a quien lo hago alcance sus metas rápido... y trabajo xD. Aquí en la guardería estoy en la cocina casi toda la jornada... miro cómo preparan los alimentos y los platillos... pero nada de eso me provoca ansiedad o ganas de comer. Simplemente lo miro como el trabajo que debo estar haciendo (una que otra vez se me antoja una galleta dulce, pero no pasa de eso; el antojo se va tan rápido como llega). Pero cuando estoy en casa o haciendo mis cosas es cuando tengo antojos, cuando como cositas y cuando me llega el remordimiento por comer cositas y no haber hecho ejercicio... es irónico, no les parece? Tal vez sólo tengo que mantener ocupado a mi cerebro para que deje de pensar en la comida de forma negativa. 

En fin, siento que ya me voy adaptando mejor y eso me gusta. Espero poder dominar todo rápido y seguir adelante con mis otras metas y proyectos. Aún me sigo sintiendo triste, pero eso es porque ya se me va a acabar mañana el blister de los anticonceptivos y me viene el periodo.

Ánimo a todos! Les mando muchos abrazos! (Disculpen la entrada cortita, prometo tratar de actualizar más seguido!)